Todo lo que debes saber (y llevar) antes de hacer el Camino de Santiago
¿Vas a hacer el Camino de Santiago por primera vez? Aquí encontrarás todo lo esencial para prepararte: qué llevar, cómo cuidar tus pies y consejos prácticos que marcan la diferencia.

Hacer el Camino de Santiago es mucho más que una larga caminata; es una travesía interior que deja huella. Pero para vivirla integralmente —sin que el dolor de pies, una ampolla inoportuna o una mochila mal elegida te saboteen el viaje— hay algo esencial: prepararte bien.
Antes de ponerme en marcha, hablé con varios peregrinos, leí foros, blogs y hasta comparé recomendaciones de agencias especializadas. ¿El resultado? Mucha información y algunas contradicciones. Por eso decidí tomar lo mejor de cada consejo, probarlo por mí mismo, y ahora compartir contigo lo que realmente funciona.
Seguidamente te comparto una guía práctica, sencilla y honesta con lo que debes llevar, lo que puedes dejar, y esos pequeños trucos que nadie te dice pero hacen toda la diferencia. Si estás a punto de lanzarte a esta aventura, esto es para ti.

Checklist del peregrino: lo esencial y nada más
Olvídate de cargar por si acaso. Aquí tienes una lista clara, ligera y probada en el camino: lo que realmente necesitas… y nada más. Cada objeto cuenta, y elegir bien puede marcar la diferencia entre disfrutar la ruta o sufrirla.
👣 Cuidado de los pies (el secreto de un buen Camino)
Tus pies son tu principal medio de transporte durante el Camino. Si los cuidas bien, te llevarán lejos sin quejas. Aquí te comparto lo que realmente ayuda a mantenerlos sanos, cómodos y libres de ampollas día tras día.
- Crema hidratante (como Nivea): Aplícala cada noche con un masaje suave, enfocándote en talones y plantas. Mantener la piel flexible reduce el riesgo de grietas y ampollas. Además, ese momento de cuidado se convierte en un ritual relajante tras una jornada intensa.
- Vaselina por la mañana: Antes de colocarte los calcetines, pon una capa fina en la planta del pie, el talón y entre los dedos. Ayuda a reducir la fricción y crea una película protectora contra el sudor y el roce constante.
- Calcetines técnicos antideslizantes o de senderismo: Cambia cada día y, si sudas mucho, lleva un par extra para la tarde. Busca materiales como lana merina o fibras sintéticas transpirables. Evita aquellos 100% de algodón que retienen la humedad y favorecen las ampollas.
- Cortaúñas: Lleva uno contigo y revisa tus uñas cada pocos días. Manténlas cortas pero no demasiado al ras, para evitar molestias o lesiones en las bajadas prolongadas.
- Zapatos ya usados, cómodos y respirables:
Nada de estrenar calzado en el Camino. Asegúrate de que tus zapatos ya hayan recorrido contigo varias caminatas largas y que se ajusten perfectamente a tu talla. Ni flojos “para que no aprieten”, ni justos “porque ya se amoldarán”: ambos extremos te traerán problemas. Lo ideal son zapatos de trekking o trail, con buena amortiguación, suela flexible y materiales transpirables. Si usas plantillas ortopédicas, llévalas sí o sí desde el primer día.
- (Extra) Polvos antifúngicos o talco para pies: Útiles para mantener los pies secos si sudas mucho, sobre todo en días muy calurosos.

🎒 Mochila: ligera, ajustada y práctica
Aunque tradicionalmente se asocia el Camino con cargar tu mochila a cuestas, hoy en día muchos peregrinos optan por llevar una maleta o mochila grande que las empresas de transporte trasladan de etapa en etapa. Así, solo caminas con una mochila pequeña para lo esencial del día. Sin embargo, si decides llevar una mochila y cargarla tu mismo, elige bien y prepárate con antelación. Una mochila mal elegida o mal ajustada puede convertirse en tu peor enemiga.
- Peso máximo recomendado: 10% de tu peso corporal, idealmente entre 5 y 7 kg.
- Mochila de 30-40 litros: Con ajuste lumbar, espalda ergonómica y cubierta impermeable (rain cover).
- Practica antes de salir: Camina varios días con la mochila cargada para ajustar correas, probar la distribución del peso y detectar posibles molestias.
- Distribución del peso: Coloca lo más pesado (ropa, botiquín, agua) pegado a tu espalda y al centro de gravedad; lo más ligero (poncho, gorra, snack) arriba o en bolsillos exteriores.
- Organización inteligente: Usa todos los compartimentos. Guarda lo esencial (vaselina, tapabocas, snack, protector solar) en bolsillos de fácil acceso, para no tener que vaciar la mochila cada vez que lo necesites.
- Bolsas internas o packing cubes: Ayudan a mantener el orden, separar ropa sucia o húmeda y ubicar lo que necesitas sin rebuscar.
- Cubre mochila siempre a mano: Aunque no llueva al salir, el clima puede cambiar rápido. Guárdala en un bolsillo externo o en la base.
- No cuelgues cosas por fuera: Evita llevar chancletas, cantimploras o bolsas colgando. El balance se altera, y todo rebota, molesta o hace ruido al caminar.

👕 Ropa: menos es más
Para un Camino de 6 o 7 días, no necesitas llevar ropa para cada jornada. La clave está en elegir prendas ligeras, de secado rápido y versátiles que puedas lavar fácilmente y volver a usar. Cuanto menos cargues, más cómodo caminarás y menos tiempo perderás buscando qué ponerte cada mañana. Aquí va lo justo y necesario para estar preparado sin exagerar.
- 2 o 3 camisetas de secado rápido → 2 pueden bastar, pero 3 da margen si un día no puedes lavar.
- 1 camiseta de manga larga o térmica ligera → Útil para las mañanas frescas o capas.
- 3 pantalones ligeros → Uno largo y dos cortos. También puedes considerar uno convertible y otro más cómodo tipo deportivo.
- 3 pares de ropa interior (preferiblemente sin costuras) → Con 2 puedes arreglártelas si lavas a diario, pero 3 te dará más flexibilidad. Opta por materiales transpirables y, si eres hombre, considera usar boxers ajustados tipo deportivo para reducir el roce entre los muslos durante la caminata.
- 1 suéter liviano o forro polar → Imprescindible para noches o etapas frescas.
- 1 chaqueta impermeable ligera, corta vientos o poncho → Mejor si es compacta, pero confiable en lluvia fuerte.
- 1 sombrero con protección para el cuello o gorra con pañuelo sahariano → Evita quemaduras en cuello y orejas.
- 1 par de sandalias ligeras o crocs → Para descansar los pies al final del día y ducharte.
- 1 pijama ligero o ropa cómoda para dormir → Que también sirva como “plan B” si algo más se moja.
- 1 bañador (opcional) → Solo si crees que usarás termas, alberques con piscina o ríos.

🧴 Higiene y botiquín básico
No necesitas llevar un neceser completo, pero sí un pequeño kit bien pensado. La clave está en la versatilidad: productos que sirvan para más de una cosa, que pesen poco y te ayuden a mantenerte limpio, cómodo y protegido en el camino. Aquí te dejo lo esencial:
- Cepillo y pasta de dientes → Elige formatos pequeños para aligerar peso.
- Jabón multiusos → Ideal uno tipo Dr. Bronner’s o similar, que puedas usar para cuerpo, ropa y cabello.
- Toalla de microfibra → Compacta, liviana y de secado rápido.
- Protector solar y bálsamo labial → Con factor de protección de 30-50, especialmente si haces el Camino en primavera o verano.
- Gel desinfectante o toallitas húmedas → Para manos o higiene rápida cuando no hay agua cerca.
- Un pequeño botiquín para ampollas: Incluye compeed, gasas, tiras (curitas), esparadrapo hipoalergénico y una aguja esterilizada (en caso extremo).
- Ibuprofeno o paracetamol → Para aliviar dolor muscular o de cabeza.
- Repelente de insectos → Sobre todo si caminas en verano o por zonas boscosas o húmedas.
💡 Consejo extra: guarda todo en una bolsita impermeable y de fácil acceso en tu mochila. Tener a mano lo que necesitas justo cuando lo necesitas, puede cambiar tu día.

💤 Descanso y logística
Dormir bien y planear algunos aspectos logísticos con antelación es tan importante como elegir el calzado adecuado. Recuerda que el Camino no se disfruta solo caminando, sino también descansando y recuperándote. Aquí algunos elementos clave que pueden ayudarte a tener noches más cómodas y trayectos más llevaderos:
- Saco sábana o saco ligero → Muchos albergues no ofrecen sábanas ni mantas. Un saco sábana (de algodón o seda) es compacto, ligero e higiénico. En épocas frías, mejor optar por un saco más abrigado.
- Antifaz para dormir → Útil en albergues con mucha luz o cuando compartes habitación con peregrinos que madrugan más que tú.
- Tapones para los oídos → Indispensables si te toca dormir cerca de algún roncador profesional.
- Bastones de senderismo → Aunque opcionales, son muy recomendables. Ayudan a distribuir el esfuerzo, alivian rodillas y mejoran el equilibrio en terrenos irregulares.
- Reloj con alarma silenciosa (vibración) → Ideal para levantarte temprano sin despertar a todo el dormitorio, aunque podrías ahorrártelo si usas un reloj o teléfono inteligente.
- Lista impresa de alojamientos (o app con reservas si vas en temporada alta) → Aunque muchos caminan “a la aventura”, tener una idea básica de dónde podrías dormir te da tranquilidad. En lo personal sugiero que no te vayas sin tener reservaciones confirmadas.
- Bolsita de lavandería con pinzas o cuerda pequeña → Para lavar y colgar ropa en albergues.
💡 Consejo extra: en etapas muy concurridas, sal temprano para asegurarte cama en los albergues. Si prefieres más privacidad, considera alternar con hostales u hoteles sencillos (hay opciones económicas en casi todas las etapas).

📱 Tecnología para el camino
La tecnología puede ser una gran aliada en el Camino… si se usa con sentido práctico. No se trata de ir hiperconectado, sino de llevar lo justo para orientarte, comunicarte y resolver imprevistos sin complicaciones. Aquí lo esencial.
- Móvil y cargador → Imprescindible. No olvides activarle el modo ahorro de batería durante las caminatas largas.
- Adaptador europeo → Si vienes de fuera de Europa, asegúrate de llevar uno compatible con enchufes tipo C o F.
- Acceso a Internet → Si no cuentas con una línea con acceso a Internet, útil para mantenerte conectado y hasta usar un GPS, te sugiero este proveedor que a mi me funcionó durante toda la ruta.
- Batería externa (power bank) → Al menos de 10,000 mAh, suficiente para recargar el móvil una o dos veces.
- Apps útiles para el Camino → Buen Camino, Gronze y Wisely son excelentes para ver rutas, alojamientos, mapas y consejos actualizados.
- Copia digital de tu credencial y DNI/pasaporte → Guárdalas en tu correo y en el móvil, por si pierdes los originales.
- Auriculares pequeños (opcional) → Para escuchar música, podcast o un audiolibro, sin aislarte del entorno.
- Linterna frontal o luz pequeña (opcional) → Útil si comienzas a caminar de madrugada o necesitas moverte por el albergue sin molestar.
💡 Tip extra: activa la geolocalización solo cuando lo necesites y lleva el móvil bien guardado, preferiblemente en una bolsa impermeable.

📘 Documentos y dinero
Llevar tus documentos en orden y algo de dinero bien distribuido es clave para evitar imprevistos. Aunque el Camino suele ser seguro, es mejor llevar solo lo necesario, bien protegido y a mano.
- Credencial del peregrino → Te la sellarán en cada etapa; es imprescindible si deseas obtener la Compostela al llegar a Santiago. Hay muchos sitios en donde podrás sellarla, con distintas formas y colores.
- DNI o pasaporte → Necesario para alojamientos y, si vienes del extranjero, para cruzar fronteras.
- Tarjeta sanitaria europea o seguro de viaje → Asegúrate de estar cubierto por cualquier emergencia médica y odontológica. Aquí te dejo una recomendación con el que yo uso.
- Algo de dinero en efectivo → No todos los pueblos, bares o albergues aceptan tarjeta; lleva billetes pequeños.
- Tarjeta bancaria → Mejor si es sin comisiones por retiros o compras en el extranjero.
- Copia digital y en papel de tus documentos importantes → Guarda una versión escaneada en la nube y lleva otra impresa por precaución.
- Portadocumentos impermeable o cinturón oculto (opcional) → Para llevar lo importante pegado al cuerpo con más seguridad.
💡 Consejo: reparte el dinero en dos lugares distintos (por ejemplo, una parte en la mochila y otra contigo), por si llegas a extraviar alguno.
🥾 Preparación física para el Camino de Santiago
No necesitas ser atleta, pero sí llegar con resistencia básica para caminar entre 20 y 30 km diarios durante varios días seguidos. Lo ideal es comenzar a entrenar al menos 4 semanas antes.
- Camina 4-5 veces por semana, aumentando progresivamente la distancia hasta llegar a 15-20 km.
- Entrena con los zapatos y la mochila que usarás (con peso real), para adaptarte y evitar sorpresas.
- Incluye subidas, bajadas y terrenos variados, no solo calles planas.
- Haz ejercicios de fuerza y estiramiento, especialmente para piernas, espalda y tobillos.
- Haz una caminata larga de prueba (mínimo 15 km) una semana antes de comenzar el Camino.
Escucha a tu cuerpo, sé constante y prioriza la comodidad. Llegar preparado te permitirá disfrutar la experiencia y no solo sobrevivirla.

📅 ¿Cuándo hacerlo?
La mejor época para peregrinar va de abril a octubre, siendo mayo, junio y septiembre los más equilibrados en clima y cantidad de gente. En verano (julio y agosto), el calor puede ser extremo, así como la cantidad de gente, dependiendo de la ruta que escojas. Revisa el clima antes de salir e incluye un poncho o capa impermeable si vas en meses lluviosos.
💡 Consejos finales desde mi experiencia
Haz una caminata diaria al menos dos semanas antes de comenzar, con la mochila y los zapatos que usarás. Escucha a tu cuerpo: descansa cuando lo necesites, no te compares con otros peregrinos y recuerda que cada quien hace su propio camino.
- No subestimes el poder de un buen desayuno, una botella de agua siempre llena y una mochila ligera: cada gramo de más se siente al final del día.
- Disfruta el Camino, no lo corras. No se trata de llegar primero, sino de estar presente en cada paso. Algunos días harás más kilómetros, otros menos, y eso está bien.
- Saluda con un “¡Buen Camino!”, habla con desconocidos, permanece atento a tus pensamientos, y de ser necesario, anótalos en una libreta o app. Escúchate y permite que cada etapa —incluso las más difíciles— te enseñe algo.
- Si prefieres no dejar todo al azar, considera que hay agencias especializadas en el Camino de Santiago que pueden ayudarte a organizar el recorrido. Ellas te orientan a elegir alojamientos (albergues, pensiones, hoteles u hostales), o lo hacen por ti. También te ayudan a planificar caminatas factibles, alternan las distancias para que gestiones mejor tu energía, y hasta se encargan del transporte de equipaje. Es una excelente opción si quieres caminar con libertad, pero sin preocuparte por la logística.
El Camino transforma, pero también exige. Mientras mejor preparado estés, más podrás disfrutarlo en cuerpo, mente y espíritu.

